NASA-Atucha: La empresa zarateña auspicia a escuelas técnicas locales, de la provinicia y de Córdoba en el Desafío ECO 2019

De la mano de Nucleoeléctrica Argentina, seis escuelas cercanas a las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse, participan del Desafío ECO, una competencia de autos eléctricos construidos por alumnos de escuelas técnicas de todo el país.

Como parte de las acciones de Responsabilidad Social de la empresa, Nucleoeléctrica apoya y patrocina a estas instituciones educativas para que puedan participar en las carreras que se desarrollarán el 30 de noviembre y 1 de diciembre próximos en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires.

Todas las escuelas trabajan en la construcción de los autos siguiendo estrictas reglas impuestas por la organización de la carrera. Para el armado de los vehículos, Nucleoeléctrica entregó kits con ruedas, motor y frenos, entre otras piezas, que fueron preparadas por Desafío ECO y que son iguales para todas las escuelas.

El equipo de Nucleoeléctrica está integrado por instituciones educativas de la zona norte de la provincia de Buenos Aires como las Escuelas de Educación Secundaria Técnica (EEST) N°1, 2 y 4 de Zárate; N°1 de Baradero y N°2 de Derqui, Pilar. En tanto, de la provincia de Córdoba participa el Instituto Provincial de Educación Técnica (IPET) N°76 de Villa Rumipal.

Los alumnos involucrados en el proyecto demostraron pasión y entrega por los autos que están construyendo. Cada equipo guarda una historia particular y Nucleoeléctrica Argentina fue testigo de su esfuerzo.

Ingenio a favor del medio ambiente (IPET Nº76 de Villa Rumipal)

En Villa Rumipal, entre las sierras cordobesas, se encuentra el Instituto Provincial de Educación Técnica Nº76, conocido en la región y con especialidades en Electromecánica y Química.

Cuando Nucleoeléctrica le propuso al instituto participar del Desafío ECO todo se revolucionó. El clima era de entusiasmo, alegría, unión y responsabilidad. Todos los alumnos, tanto del ciclo básico como los más avanzados, se comprometieron de inmediato con el proyecto.

Los estudiantes junto a sus profesores conjugaron con ingenio los conocimientos y la creatividad para desarrollar un auto sustentable, tanto por su funcionamiento como por los materiales que se utilizaron.

Francisco Perticarari, alumno de la escuela involucrado en el proyecto, explicó que al principio había surgido la idea de hacer la carcasa del automóvil con chapa galvanizada, pero luego se dieron cuenta que ese material agregaba mayor peso al auto. La opción a la que arribaron fue superadora y sustentable: hacerlo a partir del reciclado de bolsas plásticas.

El equipo hizo varias pruebas, pero no obtenían los resultados esperados. Fue entonces que construyeron un molde para poner los plásticos y comprimirlos con una prensa hidráulica. Lograron un producto con poca porosidad y flexible, que es más resistente y liviano.

Tomás Isaías del 5to año de la especialidad Electromecánica dijo: “Participamos la mayoría de los alumnos de la especialidad de 4to a 7mo año. Para diseñar el chasis, nos inspiramos en la figura de un  tiburón y al proyecto lo dividimos en tres partes: La Estructura, El Diseño y la Energía.”

En el aula taller donde están trabajando sobre el auto, se aprecian las dos líneas de montaje. Por un lado, se encuentra el chasis rodeado por los planos, procedimientos y hojas de diseños pegados prolijamente sobre las paredes. Por el otro, se realiza el reciclado de bolsas plásticas para armar la carcasa del vehículo.


“Me siento muy emocionada de poder manejar el auto y recibir el apoyo de mis compañeros. Estoy estudiando mucho todos los procedimientos para dar lo mejor de mí en la carrera” comentó la alumna Natacha López, que será piloto en la carrera.


El proyecto mejor guardado (EEST Nº1 de Zárate)

En un lugar dentro de la Escuela Técnica Nº1 de Zárate, traspasando un amplio pasillo y la zona convencional de los talleres, una puerta de vidrio llama la atención de los alumnos y profesores. No puede verse su interior por estar tapada con papeles de diario y por carteles con consignas como “top secret”, “Pentágono”, “Área 51”, “not trespassing”.

La profesora Verónica Nievas busca la llave de la puerta oculta en otro recinto. “No queremos que nadie entre y saque fotos. Ni que nadie lo vea antes de tiempo. Cerca de la carrera lo vamos a mostrar”, dice.

La misteriosa puerta se abre. Verónica prende las luces. Sobre una estructura se erige como un monumento un impresionante auto de carrera.

Construir el vehículo costó mucho esfuerzo. Cuando recibieron el ofrecimiento de Nucleoeléctrica para participar en la competencia dijeron que sí inmediatamente y pusieron manos a la obra.

Alumnos de 7mo año de la especialidad Electromecánica se hicieron cargo del proyecto. El equipo está compuesto por Miguel Rosales, líder del grupo; por Federico Farías, Lucas Álvarez, Alexis Navarro y Lucas Carrizo.

El diseño del auto surgió a partir de una lluvia de ideas. “Hicimos un prototipo con caños de sillas rotas del colegio. Así nos íbamos haciendo una idea de cómo iba a quedar el auto una vez que pudiéramos conseguir o comprar los materiales, además del kit que nos entregó la organización de la carrera”, dijo Miguel Rosales.

El compromiso con el proyecto es notorio. Los alumnos y profesores involucrados trabajan un promedio de ocho horas en el taller. Cuando todavía no contaban con el kit, Alejandra desarmó la bicicleta de su hija para probar las ruedas en el prototipo. “Muchas veces hemos puesto nuestras herramientas”, dijo el profesor Walter Balugano.

Para plotear el auto, que está construido con caños de hierro y fibra de vidrio, los chicos hicieron un curso. “Contratamos a un taller externo de ploteo para que los chicos aprendieran la técnica”, aseguró Balugano.

La elección de los pilotos también fue cuidadosamente pensada. Dos mujeres y un varón fueron seleccionados para correr las carreras. “Los pilotos están yendo al gimnasio para fortalecer el tren superior. Al gimnasio le prometimos publicitarlos si a cambio los chicos podían entrenarse sin pagar la cuota”, indicó Nievas.


La carrera Desafío ECO significa mucho más que una competencia automovilística. Es la oportunidad del colegio para posicionarse en Zárate como ejemplo de esfuerzo y trabajo. Balugano destacó: “Queremos demostrar que en esta escuela se pueden hacer cosas como estas. Aprendimos de cero a construir un auto y lo logramos”.


Profesionales a la obra (EEST Nº2 de Derqui)

Los alumnos y profesores de la Escuela Técnica Nº2 de Derqui, partido de Pilar, se prepararan para la carrera como un verdadero equipo de competencia automovilística. Piensan en cada detalle del auto, en las estrategias de manejo para afrontar las diferentes carreras que se presentarán en el Desafío ECO.

Tienen los conocimientos necesarios para armar un auto de cero: la especialidad de los alumnos involucrados en el proyecto es de Técnico en Automotores.


Meten mano en cuanto auto se les ponga adelante. En la escuela hay un taller que muchas veces es utilizado para arreglar sus propios autos o los de los profesores.

Por eso, hace tiempo que tenían la ilusión de participar del Desafío ECO pero no contaban con los recursos para inscribirse. “Mandamos cartas a todos lados para que nos apoyen. Por fin lo conseguimos y estamos muy agradecidos a Nucleoeléctrica”, dijo el profesor de taller Walter Pereyra.


Todas esas ganas se tradujeron en un auto que se caracteriza por sus detalles y precisiones. El diseño del auto surgió de cálculos matemáticos que los alumnos hacían en hojas borrador y luego eran volcados prolijamente a “la libreta”, un cuaderno de tapas negras que quedará en el colegio como recuerdo del proyecto y como guía para las futuras generaciones que quieran contruir un auto de carrera.

Si bien el equipo de la escuela de Derqui es el más “fierrero”, no tenían conocimientos firmes para soldar la estructura del auto. Así que no perdieron ni un minuto y pidieron ayuda a un ex corredor que los orientó en qué materiales utilizar y en cómo realizar las soldaduras.

Agustín Díaz, alumno de 7mo año, es el líder del equipo que construye el auto. Desde que se enteraron que podían participar de la carrera, pasa mañana, día y noche en el taller. “Nos esforzamos mucho para lograr lo que logramos. Nos dividimos en grupos para trabajar mejor. Estamos haciendo la fusilera con una impresora 3D, tenemos que probar el apoyacabezas y los frenos.  El próximo paso será ver como funciona el auto”, aseguró Agustín.

Martín Álvarez, Ailín Vangeli y Rubén Del Viso son los pilotos que participarán en las diferentes competencias. “Mi sueño es ser corredor de TC2000. Me emociona saber que voy a correr”, aseguró Martín.

El papá de Rubén es corredor de moto. “Miro videos para ver cómo fueron competencias pasadas, cómo manejan los pilotos”, aseguró.

Ailín es la más experimentada. Es corredora de karting y sabe de estrategias para la competencia.  Como los otros dos pilotos, se involucró en la construcción del auto.

“Lo importante para nosotros es competir, saber que pudimos armar un auto, que pudimos trabajar en equipo”, aseguró el profesor Pereyra.

Arrancar de cero (EEST Nº2 de Zárate)

Cuando a la Escuela Técnica Nº2 de Zárate les llegó el ofrecimiento de Nucleoeléctrica para participar de la competencia, no dudaron en decir que sí. Desconocían cómo armar un auto, soldar la estructura, hacer trabajos de tornería, entre otras tareas.

Desafiar las dificultades fue el incentivo. Las especialidades de la escuela son las de Electricidad y Electrónica, por lo que tienen muy pocos conocimientos de mecánica. Sin embargo, un grupo de alumnos del último año del secundario quisieron superar las barreras y competir.

“Empezamos dibujando un auto con tiza en el suelo y armando una maqueta con bancos de escuela. No teníamos idea de cómo íbamos a hacer para construirlo”, dijo Eduardo Gonzáles, alumno involucrado en el proyecto.


Ni bien recibieron el kit con los elementos para construir el auto, se enfrentaron con el primer obstáculo. “No coincidían los rayos con los agujeritos de las ruedas. Entonces tuvimientos que hacer los 188 agujeritos de nuevo. Tuvimos ocho horas de trabajo por rueda para solucionarlo”, contó Benjamín Yadre, alumno y líder del equipo de trabajo.


Ante el desconocimiento sobre cómo hacer ciertas tareas, los alumnos pensaron en capacitarse y pedir ayuda. “Hicimos un curso de soldadura en una fábrica, en Tigre. Estuvimos un día entero aprendiendo. También, tomamos clases de tornería con un tornero no vidente, que nos dio una mano con el trabajo en los discos de freno”, dijo Yadre.

Ignacio Tedesco también forma parte del equipo. Está sorprendido de cómo de una “pila de fierros” lograron construir un auto. “Son todos muy autodidáctas. Son chicos responsables que saben administrar su tabajo y tiempo. Ese es un gran valor agregado con el que egresan nuestros alumnos”, destacó Sabrina Tábano, coordinadora de todos los talleres de la escuela.

Carlos García, director de la institución, aseguró que los chicos trabajan cuatro horas por día en el taller del auto que competirá en las carreras de Desafío ECO.

“Mi abuelo y mi papá fueron corredores de TC así que esto para mí es un sueño. Aprendimos mucho haciendo este auto. Estamos orgullosos”, afirmó Yadre.

La voz de la experiencia (EEST Nº4 de Zárate)

El equipo de alumnos de la Escuela Técnica Nº4 de Zárate trabaja duro en la construcción del auto de carrera que presentará en la competencia Desafío ECO 2019. No están solos. Un grupo de profesores los apuntala, sobre todo Roberto Bardón a cargo de la materia Mecánica.


“Del proyecto participan alumnos de 5to, 6to y 7mo año. Al auto lo hacen los chicos. Nosotros los supervisamos. Están muy motivados. “Desde las 7:30 hasta las 17:30 están trabajando en el taller”, dijo Alejandra Hutter, jefa de taller de la escuela.


En el taller todos los chicos rodean a Bardón, la voz autorizada. Roberto es ex corredor de TC y preparó motores de autos de carrera de muchas categorías.

Bardón les da consejos y les explica los pasos a seguir. Los alumnos aportan ideas, ponen manos a la obra y enfrentan dificultades como el de encontrar el punto de aerodinámia y el de no pasarse con el peso del auto.  Para eso, tienen una balaza y pesan todo lo que componga el auto y hasta la ropa que utilizarán los pilotos el día de la carrera.

Tiago es alumno de 7mo año. Es uno de los líderes del grupo que construye el auto. “Hace años fui a ver carreras de autos con mi papá. Me gustaba escuchar el motor”, dijo.

Todos resaltan la importancia del trabajo en equipo. Para eso, dividieron las tareas como por ejemplo entre los que se encargan de la parte mecánica y los que trabajan en la parte eléctrica. Los pilotos también están comprometidos con el armado del auto y su diseño.

“Vamos a ganar porque lo hicimos nosotros y porque estamos compitiendo contra nosotros mismos”, dijo Bardón.

Un gran equipo (EEST Nº1 de Baradero)

Es viernes a la noche y los alumnos y profesores de la Escuela Técnica Nº1 de Baradero lo saben. Al final de un gran patio están los talleres donde un grupo de estudiantes y su docente, Augusto Pederiva,  terminan la jornada dando forma al primer auto eléctrico que construye la escuela.

“En total, somos un grupo de alrededor de 80 alumnos de 4to a 7mo año y diez profesores de la especialidad de Electromecánica”, afirmó Pederiva.

Ser un gran equipo tiene sus ventajas y desventajas “está bueno porque avanzamos más rápido”, señaló el alumno Julián Benítez, aunque “capaz llegas un día y tenés un fierro soldado donde no estaba previsto”, bromeó su compañero Fernando Chamorro.


En cuanto al auto, la gran apuesta de “La Indu”, como los conocen en Baradero, fue armar un sistema de suspensión independiente para las cuatro ruedas. “Este desarrollo nos llevó muchos meses de trabajo pero creemos que puede ser una ventaja para la competencia porque permite que el auto doble sin desacelerar”, dijo Pederiva.


En cuanto a los desafíos que tuvieron que enfrentar el profesor recordó el episodio con la dirección “cuando la terminamos de armar quedó espectacular pero si queríamos doblar para un lado las ruedas doblaban para el otro”.

Para el armado de la carrocería siguieron el concepto de construir un auto ecológico y decidieron usar chapa de fibra de vidrio, un material que nunca habían utilizado, y recuperarlas de un camión, el embalaje de un equipo de frío y un cartel.

Además, aprendieron a armar las ruedas desde cero con la ayuda de uno de los profesores y a usar herramientas de software como AutoCAD para diseñar, Proyect para gestionar el proyecto y Excel para definir el presupuesto.

Cuando el auto esté listo la última prueba antes de la competencia será en el circuito de la ciudad de Baradero donde ya pidieron permiso para probar el auto que construyeron con meses de trabajo, pasión y entusiasmo. “Lo importante es trabajar bien en equipo, eso es más importante que el auto”, cerró el profesor Pederiva.

 

Fuente: www.eldebate.com.ar